martes, 17 de enero de 2012

LECTURAS

Al elegir las lecturas, nos movemos por impulsos censores. Si el gentío lector adquiere una obra, digamos, de Julian Barnes, tan obra cumbre del posmodernismo literario y tan reciente, no me negarás que todo el mundo la eleva a los altares de lo insuperable. (Premio E.M. Forster de la Academia Estadounidense de Artes y Letras, premio William Shakespeare de la Fundación FvS de Hamburgo, premio Médicis francés, Premio Booker 2011). 
Si, por el contrario, la obra es de Graham Greene, por ejemplo, tan lejano en las ediciones, tan poco Nobel y tan sospechoso de "novelista católico", la obra aparece inmediatamente descalificada. Además, Green nunca se puso del lado de los desposeídos y todo eso. 
Pregunto: ¿Ferdinand de Cèline o Georges Bernanos? ¿Vázquez Figueroa o Muñoz Molina? Pregunto, colega: criterios para calificar la obra. Literarios, políticos, religiosos, económicos, patrióticos, científicos, publicitarios... Medio para calificar la obra: ¿la inteligencia o las vísceras, la técnica o las ideas, la lógica o la bragueta?

No hay comentarios:

Publicar un comentario