lunes, 31 de marzo de 2014

DIFERENCIAS ENTRE LA HOJA Y EL OJO O (IN)CULTURA LECTORA

Las presentes líneas constituyen una simple opinión. Si algún cagaleches, o pelopolla o pingaflor, se sienten aludidos, es su problema, no el mío. Porque una cosa es hojear y otra es leer. Mientras que, como es obvio, hojea quien pasa las hojas, no lee, sin embargo, quien se limita a pasar los ojos. Para leer, hay que entender lo que se lee, e interpretarlo. Y para interpretar lo leído se necesitan referencias conceptuales. Es lo que la gente llama cultura. Una persona que mediante sus estudios o lecturas adquiere conocimientos diversos y múltiples, alcanza probablemente un conjunto importante de referentes conceptuales que quizá le ayuden a interpretar la realidad con más probabilidades de aproximación objetiva, o de acierto, que aquélla que carece de tales referentes. Del mismo modo, quien posee un número elevado de referentes científicos, humanísticos, artísticos, literarios, económicos o deportivos, por citar algunos, interpreta lo que lee con mayor sensatez que quien posee un número reducido de dichos referentes. En resumen, una persona culta —cultivada, enriquecida por sus referentes conceptuales— interpreta mejor  lo que lee que otra inculta —empobrecida conceptualmente por su carencia de referentes—. Es lo de la competencia o incompetencia lingüística. Pero no es cosa de comentarlo ahora.
De ahí lo del título: (in)cultura lectora. El personal se considera culto por el hecho de leer, incluso por el hecho de pasar las hojas. ¿Cuántos poseen la conveniente capacidad conceptual como para interpretar, con suficiente y abundante flexibilidad mental, lo que leen? Fin.

martes, 25 de marzo de 2014

EL MITIN Y LOS MITINEROS

Hace 70 años también se prometía
Se podría hablar de las próximas elecciones europeas. Campaña electoral. Es hora de que alguien se dedique a desmitificar la campaña electoral, los mítines, los discursos y la palabrería. El mitin no es un discurso pronunciado por un entendido en teoría política, ni por un experto en economía de empresas,  ni por un versado en relaciones sociales, ni por un entendido en psicología juvenil, ni por un investigador de temas culturales, ni por un conocedor de la estructura urbana, no. El mitin  es un discurso pronunciado por un mitinero. No todos los políticos son mitineros, ciertamente. Pero también es cierto que todos los mitineros se consideran políticos. E incluso el buen político, cuando se hace mitinero, degrada en cierto sentido su condición de político. Así que el mitinero, con preocupante frecuencia, se atreve con lo que le echen. Para ello, no duda en aventar promesas. Si es cierta la perversidad de que la promesa se hace para no ser cumplida, no hay mayor cinismo que el mitin. Porque el mitinero pretende cautivar la voluntad de los oyentes, a través de la creencia en lo que escuchan, para conseguir el voto. Para ello, el mitinero promete. La promesa es la esencia del mitin. Y promete, en ocasiones, sin tener en cuenta el alcance de la promesa. Sin recordar que, cuatro años antes, realizaron idénticas promesas los mitineros que le precedieron. Así que el mitinero promete siempre la mejora de la política municipal. Muy fastidiada tiene que andar la política municipal para que todos los mitineros prometan su mejora. Incluso el mitinero del partido gobernante promete la mejora de la política municipal que, si necesita mejorar, se debe indudablemente a que sus propios conmilitones no supieron adecentarla.  El mitinero  se atreve con la teoría económica y su aplicación comunal, porque no hay municipio en que las arcas anden holgadas, antes bien, todas arrastran déficits clamorosos, atacadas de esa cirrosis monetaria que provoca la alegría en el gasto cuando el gastador es consciente de que tira con pólvora ajena. El mitinero se las da de sociólogo y borda toscamente elucubraciones verbales para fomentar las relaciones sociales, las asociaciones de vecinos, la participación ciudadana, los talleres de manualidades y las fiestas del hogar del pensionista. El mitinero se arroga el conocimiento de la juventud para solucionar lo del botellón y el ocio adolescente, la cooperación juvenil en la diversión y el entretenimiento, el fomento de la actividad lúdica y la organización de peñas y cuadrillas que animen las fiestas locales. El mitinero presume de conocer el ámbito de la cultura y su aplicación municipal, de manera que promete boletines, pasquines y fanzines que difundan la base histórica, folclórica, gastronómica, paisajística e incluso pintoresca de la localidad. Hay mitinero que, en esto de la cultura, se las arregla para presentar concursos poéticos que favorezcan la erudición versificadora del pueblo, que no todo van a ser puestos de trabajo y adecentamiento de aceras.  El mitinero asegura que dispone de soluciones para arreglar el plan de ordenación urbana, conseguir la adecuación entre arquitectura y paisaje, reconstruir la escuela de finales del siglo XIX, acondicionar los caminos vecinales, preparar plazuelas y jardines y arreglar el camino de la charca comunal. El mitinero reafirma su decisión de acabar con el desempleo, fomentar y promocionar la empresa y crear puestos de trabajo. También suele prometer el arreglo de la ermita de la Virgen, o promocionar y fomentar las fiestas locales, sin duda las más importantes de la región, porque también hay que tocar afinadamente la fibra sentimental del pueblo. En fin, el mitinero utiliza un lenguaje perifrástico en el que, con frecuencia, sobran las palabras allí donde faltan las ideas. Ejemplo de perífrasis promisoria: proyecto y financiación de una estación municipal de almacenamiento, transformación y reciclaje de residuos sólidos urbanos. (Sorprendente eclosión verbal para designar un basurero).
Así que, como te decía al principio, podría hablar de las próximas elecciones, pero prefiero no hacerlo. Me aburre el asunto. Por repetitivo.

(No amigo, no te estoy tomando el pelo. En este artículo no me he referido a las próximas elecciones. He hablado de mítines y promesas electorales de hace cuatro años. Bingo de los gordos si encuentras las diferencias).

miércoles, 19 de marzo de 2014

LAS PREGUNTAS DEL PARDILLO


¿No será que tanto Estados Unidos como la Unión Europea van de faroles? Mucho amenazar a Putin con lo de Crimea, sanciones económicas y tal, y va Putin, acelera la anexión de Crimea, la reconoce como Estado, y el Parlamento ha aprobado por decreto su incorporación a Rusia. ¿Acaso es un claro desafío a Occidente? ¿Puedo deducir que Putin se pasa por el forro el castigo económico con que lo amenazaban Obama y Europa? ¿Por qué ese interés de Occidente en que Crimea no se anexionara a Rusia? ¿Las armas, el gas, el petróleo? ¿Cortar a Rusia la salida al mar? Mientras tanto, Ucrania moviliza a 40.000 soldados. La tragedia está en permitir que la gente se mate a causa de intereses económicos de los poderosos.

viernes, 14 de marzo de 2014

TAMBORES DE GUERRA

Tambores de guerra en Rusia y en Ucrania. Tambores de guerra llevan sonando meses y meses en Siria. La guerra se ha desatado en muchos puntos del planeta. Curiosamente, ahora no la llaman guerra, la llaman ‘operación’. Operación es una palabra que vale lo mismo para un roto que para un descosido. Esa amplitud semántica que puede desarrollar un término cuando al personal le da por utilizarlo. Operación Salida, inicio de vacaciones. Operación Regreso, 46 muertos. Operación Mediadora, paliación hipócrita de la guerra entre judíos y palestinos. Así que ahora no la llaman guerra, la llaman operación. Operación Irak, nuevo punto de mira antiterrorista (¿detrás del petróleo, quizá?). ¿Qué horrorosa enfermedad, qué fiebre bélica impulsa a enfrentar al hombre contra el hombre, a matar? El agujero de ozono, la contaminación de las aguas, la deforestación de los bosques, el cáncer, el sida, no dejan de ser minucias amenazadoras para el ser humano en comparación con este ansia de matar que obsesiona a los gobernantes. Hay quien asegura que todo es una gigantesca comedia, cuyo actor protagonista es Washington, Berlín, París, Londres, Madrid... con una trama obscenamente principal: la venta de armas y el enriquecimiento de los más ricos.
Los demás aplicaremos la letrilla de Góngora: Ande yo caliente y ríase la gente. De paso,  nos dedicaremos a especular sobre quién ganará la Liga o el juego que darán en la Champion's League el Madrid y el Atleti.  

lunes, 10 de marzo de 2014

EN HONOR DE RAINER MARÍA RILKE

En un cuaderno viejo, conservo impresiones de mis lecturas. Ahora que algunas editoriales lo reeditan, pues a mí me viene como el recuerdo. Cuando leí a Rilke, hace tantos años, escribí lo siguiente:




PUDIERA BIEN DECIROS que salía de noche
para enhilar palabras detrás de las estrellas
que en realidad ni estrellas eran ni represalias
del propio cuerpo mío, ni tan calientes goces,
¡qué más quisiera yo!, capaz de sensaciones
posibles entre ambos, dueño sería del mundo.

Por eso, se me antoja que es recto proceder
la ilimitada entrega de ellas a mi deseo
meramente pensado, esa entrega suave,
como miel es su entrega. Y siempre constituyen
las palabras huidizas como ciervas heridas
un existente inscrito en el tiempo de mí
o en el tiempo de ellas o en el ciclo de ambos.

Germina en las entrañas de cada ser la muerte
como el hueso germina dentro de cada fruto,
aunque Orfeo describa por medio de sonetos
el espacio interior cósmico, universal,
sensible y alejado, de Malte Laurids Brigge:
el cadáver que crece dentro de cada uno
por mucho que perfume su rostro con loewe,
con el perfume erótico de la publicidad.

Oh, la vida vacía, preguntádselo a Rilke,
canto de amor y muerte del corneta. Ficticios
los mensajes en torno a las palabras fáciles.

No sé si llegará el día en que los versos
se estremezcan al verme: ellos son plenitud,
ellos son. Yo creía —pido perdón a Schiller—
que el germen de la vida falsamente perfecto
me engendraba palabras inmortalmente vivas.


sábado, 1 de marzo de 2014

MICRORRELATO DEL SEÑOR MARQUÉS

Con una copa de vino de su mejor añada, el señor Marqués de Picaflor la atrajo hasta la bodega. La joven era rubia y hermosa. Bajaron los doce peldaños de granito abujardado hasta las barricas de roble. La joven apuró la copa y en su rostro se encendió el rubor de las cerezas, sus ojos brillaron con el verde perfecto del viñedo en calma, y su aliento exhaló un aroma a taninos afrutados tan excitante que, cuando sus labios lo besaron, el señor marqués se desplomó estremecido. La alienígena tomó la botella, la acunó en sus brazos y se alejó presurosa hacia la nave.