No sólo Isabella está expuesta a la mordedura vampírica. Yo también. Y aunque parezcan contraposiciones endomórficas, pues van los vampiros y se metamorfosean en operadores de móvil (celular, ¿sí?). Se aprestan a clavar sus colmillos en mi cuello indefenso. Me chupan la sangre. Hematófagos. Las llamadas a través de telefonía móvil en España son las más caras de Europa.
Más: se metamorfosean en carburantes. Esta mordedura vampírica se muestra especialmente sangrienta. El Gobierno disimula y juega al paripé de los precios con la Agencia Internacional de la Energía. El sector del refino aprovecha la coyuntura para mejorar sus márgenes comerciales. El vampiro se frota los erarios públicos. Con la disculpa del crudo recauda cada vez más. Arrimo, pues, mi cuello cabreado. Los colmillos estatales me succionan el 70 por ciento (o por ahí) de cada litro de carburante.
(La TV pública ¿vampirizada? informa de que España ‘disfruta’ de los carburantes más baratos de Europa. Así me engaña. El salario mínimo interprofesional español también es de los más baratos (bajos) de Europa. Si equiparan los precios de nuestros carburantes con los europeos también tendrían que equiparar los salarios. Vamos, digo yo).
¿Atraco? |
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