Ocurre, sin embargo, que contemplada la afirmación así, fuera de contexto, aparece como sutilmente idiota. Porque vamos a ver. ¿Por qué no puede llegar al setenta o al noventa por ciento el número de mujeres que aparezcan en cargos representativos?
Puede ocurrir que la mayoría de las mujeres censadas superen en inteligencia y en capacidad de gestión a la mayoría de los hombres.
Ahora bien:
Puede ocurrir que en muchos municipios abunden los machos domingueros, futboleros y cerveceros. Ejemplares de la fauna ibérica. No ven más allá de sus narices.
Puede ocurrir que abunden culebroneras y culifinas, más proclives a la pulsión consumópata o a la lectura de la prensa rosa que al cultivo inteligente de la gestión organizadora y social. En este caso, ni el cincuenta, ni el treinta, ni el veinte por ciento de mujeres deberían aparecer en las listas.
Y aunque lo políticamente correcto, que se dice, sea mitad y mitad, pienso que lo municipal o lo autonómicamente correcto sería incluir en los cargos a personas cualificadas (sean mujeres, sean hombres) por su inteligencia, su trabajo y su probada capacidad de gestión.
Amén, así sea.
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