Atribuimos a los jóvenes la negatividad de sus cualidades. No son las que nos adornan, (juá, juá).
Botellón, piercing, transgresión, gamberreo, móvil, Xbox, tablet, iPad. Esa es su vida. Desparramados en el sofá.
¿Y la nuestra?
Vinos y chateo, cerveza y tapas.
Cenas fin de semana (ellos, mientras tanto, solos).
Whisky alternativo en el pub de copas hasta las tantas.
Deslumbrantes películas DVD,
Podio de la música.
Estimulantes cintas porno.
Perfume de la sensualidad acristalada.
Gafas con montura de titanio y pollas en vinagre.
Cuando dejemos todo eso, podremos criticar sus actitudes.
Cuando dejemos todo eso, podremos criticar sus actitudes.
Mientras tanto, la tijera. En el bolsillo de la chaqueta. Para cuando la memoria se vuelva frágil y echemos la lengua a paseo.
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