miércoles, 24 de octubre de 2012

LA CARA NO ES EL ESPEJO DEL ALMA

Bolinaga, secuestrador de Ortega-Lara

Algunos filósofos aseguran que Bolzano es uno de los pensadores más  independientes del siglo XIX. Se asentó en la filosofía de la objetividad y no tragó ruedas de molino echadas a rodar por Kant, Fichte, Schelling o Hegel. Dedicado a pensar, pensó: ¿No entiendo a los filósofos por propia incapacidad o porque los filósofos no filosofan objetivamente?
Me aplico el cuento: ¿No entiendo a los jueces por sus decisiones o por mi incapacidad para entenderlos? ¿Justicia o Jueces? Tomo unas líneas de Leibniz: «La Justicia no depende, en manera alguna, de las caprichosas leyes del gobernante». O sea, que en el siglo XVII ya se cocían habas como melones, porque Leibniz no se achanta, y prosigue, «una sociedad en la que el llamado Derecho no es otra cosa que desfogue del poder, es una sociedad de bandidos». Muy fuerte.
El gentío está hasta los mismísimos a causa de los fallos de la Justicia ¿o de los jueces? El diccionario de la RAE coloca 12 acepciones para expresar qué es la Justicia. Aquí me refiero a la número 6: Poder Judicial. Las personas que ejercen ese poder. La Justicia es una argucia para no hablar de los jueces como personas. ¿Por qué lo llaman Justicia cuando quieren decir jueces? (Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo, recuerden).
Mientras tanto, el etarra  recién excarcelado Bolinaga, con su aspecto de padre jesuita compasivo, pasea libre por las calles de Mondragón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario