No pretendo tener razón. Lo que para mí es acertado, puede ser desacertado para otros.
miércoles, 17 de octubre de 2012
EL PRECIO DEL COMBUSTIBLE
¿Quién iba a pensar que el petróleo sería la causa
de la depauperación de nuestra economía? Nadie que se precie de español. Los
españoles pasamos por los surtidores para aprovisionarnos de combustible con el
aire triunfal de los ricos. Lo mismo nos da que el precio del litro rebase el
euro y medio como que no lo rebase. Lo importante es el coche, no el euro. El coche,
esa brillante metáfora de la plenitud metalizada en apariencia social. ¿Cómo
pensar que el coche, nuestro orgullo y nuestra suficiencia, va a constituir al
mismo tiempo nuestra ruina y nuestra decadencia? Sin embargo, el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, lo advierte: El margen de ganancia de las petroleras españolas es mayor que el de las europeas. Y a nadie se le había ocurrido pensar que
el precio carísimo de un litro de combustible llegase a constituir un grave peligro. El ciudadano marchaba tan tranquilo en su coche, silbando los
compases (¿compases?) de las Girls Aloud en “Something New”, y se detenía en el surtidor cercano a llenar su tanque. Y no era
consciente del peligro. Pagaba el precio del litro a un euro y medio, o más, y no era
consciente del peligro. Pero mira tú por dónde va Soria y dice: ¡Ojo! ¡La subida
del petróleo dañará la economía española! Y nos avisa del peligro. Y es que Soria, además de inteligente, es la bondad pura. No quiere que los españoles
suframos pensando en la ruina. No quiere que pasemos «del éxtasis al rencor»
sin transición automovilística. Pero el ciudadano no le hace mucho caso. Y, hala, a utilizar el coche para ir a comprar tabaco.
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