domingo, 30 de septiembre de 2012

LA LOTERÍA Y EL CHOCOLATE DEL LORO


Los goliardos jugaban a una especie de lotería subversiva y amoral, que entonces se llamaba ‘rueda de la fortuna’, en la que unos subían y otros bajaban, según el vino, la poesía amorosa o las mujeres los impulsasen a la riqueza de los placeres o a la ruina de Hécuba. Así, al menos, aparece en algunos pasajes de los Carmina Burana.
Ahora, sin embargo, el personal no empuja la rueda de la fortuna ni se pierde en su laberinto. Ahora el gentío utiliza una abstracción casi filosófica que aletea sobre las cabezas ciudadanas con la pertinacia de las moscas y la parsimonia de las arañas. Es la lotería, ese paraíso terrenal, esa tierra prometida de la abundancia en la que las depresiones, las represiones, las sumisiones y las ansiedades encuentran la leche y la miel de una  felicidad inagotable. Pero no. Ni eso quiere dejarnos el Gobierno, empeñado en acuchillar sin tregua nuestros humildes sueños. El Gobierno, que pretende sacarnos de la crisis convertidos en pobres, crea un nuevo tributo sobre las ganancias de las loterías que supondrá un gravamen del 20 %. Un chocolate del loro equiparable a la sandez de los cráneos privilegiados que nos gobiernan. El caso es joder la manta y dejar al gentío con el culo a las goteras (en lo posible).  

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