No me refiero a esos tecnócratas profesionales de cuyo veredicto depende que Angela Merkel afloje la pasta, no. Me refiero a los jueces, que también van de negro. El gentío vocea, qué coño de justicia tenemos. Aunque admite que la
mayoría de los jueces se atiene a la ley, se limita a aplicarla, no son culpables los jueces de que la ley ‘esté así’. Habrá entonces que cambiar la ley,
claman los inconformes. Porque, vamos a ver, si se pretende modificar parte de
la Constitución para dar cabida al Estatuto catalán, ¿por qué no se puede
modificar el código penal? Nada de favorecer al delincuente. El que la hace,
que la pague. Nada de
reinserción y otras gilipolleces. Si a un tipo le caen 20 años, que los cumpla en la cárcel sin
restarle un solo día. Lo de la reinserción y la condonación de la pena es un
avance progresista, cierto, fruto de un sistema democrático. Pero
no todas las teorías progresistas sientan bien a la democracia. Algunas incluso
la perjudican. Como ésta de soltar a los presos. Como la suelta de Bolinaga. Dime a ver
quién les reinserta la vida a las 909 mujeres asesinadas desde enero de 1999 hasta el 31 de diciembre de 2011, mujeres que murieron a manos de sus maridos,
parejas o ex compañeros, mujeres asesinadas. En lo que llevamos de 2012 ya han muerto 36. ¿Quién las reinserta en la vida?
Estamos de luto y la gente de la calle así lo
siente. No hace falta vestirse de negro, cierto. Ya lo hacen, camisa y corbata negra, los intelectuales. Por aquello de la mona vestida de seda, ya
saben.
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