viernes, 14 de septiembre de 2012

EL PORCHE

El porche nos cobija como un padre
Parece que va terminando el verano. Este verano de sequía y agobio. Estuve a 3 kilómetros del incendio forestal de Sierra de Gata, en el pasado agosto. La veleidad del viento provocó un cambio en su  dirección y las llamas se alejaron. Pero el calor no se alejó. Más de 40 grados a la sombra. A Esther y a mí nos alivia el porche. Por eso quiero dejar su recuerdo grabado en esta entrada.
Esto no es Central Park, qué duda cabe. Los arcos y columnas pertenecen al porche de mi casa. En él gozo la sombrael frescor de su aliento, en ese instante duro de treinta y cinco grados o cuarenta, instante de venganza solar para herir las cabezas y los huertos. El porche impone límites a la línea del sol que marca su fijeza matemática. No parece materia de cemento y ladrillos, ni siquiera la piedra es algo material. El porche nos cobija como un padre, entreabre los brazos de granito y madera para ofrecer la veta silenciosa que derrumba lo claro. Hasta el porche se acerca la intimidad y el ocio de los míos. Al atardecer, la tertulia transcurre en el resol rojizo del picacho de Jálama. El porche nos refresca como un arroyo último, entre piedras y vino y el platito pintado con almendras saladas. Como un cuerpo es el porche, que palpita y reposa.

1 comentario:

  1. A ese escenario tan bien dibujado y a su placentero reposo, solo le falta un poco de música de Vivaldi (algo de la estación del verano y otra del otoño) o tal vez un tema "envuelto" con la intensidad de la cuerda de André Rieu ("Once Upon a Time in..."). Éste es el enlace: http://www.youtube.com/watch?v=EA-3o_-y4jo

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