miércoles, 5 de septiembre de 2012

LA ANTROPÓLOGA

Los niños Ruht y José
Ya se me revolvieron las tripas, se me descolgaron las entrañas en octubre. Escribí entonces una entrada titulada Saturno en la que aludía al horror que me causaba el padre, José Bretón, que había "perdido de vista" a sus hijos. Ahora se confirma todo. Imposible añadir nada a la exhaustividad de los medios, salvo que el padre no los perdió de vista. Los asesinó y los quemó. ¿Qué culpa germinaba en aquellos dos cuerpecitos inocentes para merecer tal castigo? Hoy no se me han revuelto las tripas. Se me ha encendido la ira. Una rabia sorda me trepana los huesos. Contra el padre. El juez lo ha acusado de asesinato con alevosía de sus dos hijitos. Contra la antropóloga. Técnica de Antropología de la Comisaría General de la Policía Científica. Responsable del primer informe sobre los restos hallados en la finca de las Quemadillas. Confundió los huesos de los niños con huesos de roedores. Al padre tendrían que condenarlo a cadena perpetua, como poco, pena que no existe en el código penal español. A la antropóloga tendrían que condenarla a que resarciera todos los gravísimos daños derivados de su error durante once meses. Pues nada, la han destituído de su cargo y, hala, a correr. Merece una sanción contundente, pues una de dos: o tenía una gandulería laboral congénita, o no tenía ni idea técnica de antropología.

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