De qué otra cosa va a hablar uno si no es de la
política, háganse cargo, no digo hablar de política sino hablar de la política,
clavada la utilización del determinante ‘la’, con todos los rigores de la
determinación, un ‘la’ que actualiza la idea abstracta que se suele tener de la
política, hablar de política es una generalización que puede referirse a todos
los procesos políticos que se encuentren, se hayan encontrado o se puedan
encontrar, hablar, sin embargo, de ‘la’ política, concreta el proceso a que nos
referimos y lo actualiza a este momento, a esta situación, a esta España
nuestra de ahora mismo. Así que de qué otra cosa va a hablar uno si no es de la
política, estos días tan politizados, tan polinizados de política, tan
provocadores de alergias y estornudos y moquilleo políticos, tan propios de
individuos que, sensibilizados ante la sustancia política, reaccionan después
ante ella de una manera exagerada. Y ocurre que los anticuerpos frecuentemente
permanecen en la circulación social, con lo que aparece una especie de
urticaria provocada por los medicamentos políticos (quiero decir medicamentos
recetados por los políticos, no me refiero, evidentemente, a que los
medicamentos sean políticos de por sí). Y ya está bien de rollo patatero. (Continuará)
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