La cosa de la política 3 |
El lector que haya conseguido llegar hasta aquí, superando la tentación
de arrancar la página y arrojarla al basurero más cercano, pensará sin duda que
he caído en lo más hondo de la depresión política. Este tío está zumbao,
exponer un punto de vista tan negativo de la política, con la de autovías que
nos están haciendo nuestros amados gobernantes, y residencias de la tercera
edad, y casas de cultura sin parar, y programas de dinamización turística, y
senderos de rutas ecológicas para admirar las maravillas de la naturaleza, y
charletas televisivas o radiofónicas para que el personal se mantenga bien pero
que bien informado, y aceras y farolas y bancos en todos los pueblos, pero que
en todos los pueblos aun en los más pequeños, para que descansen los
tercerasedades en sus sanos y saludables paseos diarios. Respeto al lector. Y
hasta lo aplaudo. Así y todo, no hay más que leer la prensa diaria para
convencerse de que algunas de las ideas políticas desarrolladas hace siglos
gozan de permanente actualidad. Y aunque les falta la comprensión hacia lo
histórico, el individualismo es el rasero con el que miden la dimensión de lo
existente, como ahora. Aunque no todos estaban de acuerdo, naturalmente. «Dios
crea solo individuos, no naciones», dijo Benedictus de Spinoza.
(FIN de La cosa de la política)
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