Pero ocurre que en las oficinas de la Dirección Provincial de Educación ha entrado a trabajar una becaria de ojos bellísimos y carita de virgen. Se llama Cielo Martínez y está embarazada. Las compañeras hablan de ella a hurtadillas. Los compañeros le toman el pelo porque dicen que los Martínez de las oficinas son cosa de Mingote.
Cielo no soporta las habladurías ni las burlas y ha confesado la verdad: es novia del arcángel san Gabriel.
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