No creas que dos y dos son cuatro |
Si dos y dos no son cuatro, que vengan los banqueros a explicármelo. (Tomo nota: continuar así con los políticos, con las chicas de las pasarelas, con los fontaneros, con los decoradores, con las promociones de Carrefour, con las tiendas de Amancio Prada, con la iconografía de la Selección Española de Fútbol).
¡Descartes y su certeza matemática!
Ahora bien, la concordancia entre la sed y la arena es algo que me atormenta. Exige un copulativo éxtasis ácueo como exige humedad la raíz de las plantas. Por mucho que deshago el envoltorio de mi duda metódica, la sed me abrasa, me seca, me destruye.
Pienso luego no existo.
(Descartes era tonto de remate).
¡Descartes y su certeza matemática!
Ahora bien, la concordancia entre la sed y la arena es algo que me atormenta. Exige un copulativo éxtasis ácueo como exige humedad la raíz de las plantas. Por mucho que deshago el envoltorio de mi duda metódica, la sed me abrasa, me seca, me destruye.
Pienso luego no existo.
(Descartes era tonto de remate).
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