miércoles, 6 de junio de 2012

ME GUSTA EL ENGAÑO

Alegoría de la mentira
La mentira constituye un mecanismo psíquico de defensa. Supongo que así lo considera la persona que miente. También un mecanismo de ostentación. El superego. La perversidad consiste, sin embargo, en que nos gusta que nos engañen. Nos encanta que nos mientan. Vitoreamos la mentira que se adapta a nuestras ensoñaciones. Perderás la grasa de la barriga. Abdominales perfectos. Crema softandline. Y nos lo creemos. Sabemos que es mentira. Y pagamos gustosamente 150 euros (dos x uno). Otra mentira que aceptamos es la creencia común de la modernidad vestida de lenguaje. Me pasan el siguiente doc: Desde que las insignias se llaman pins, los maricones gays, las comidas frías lunchs, los repartos de cine castings y los servicios de restaurante caterings, somos más, muchísimo más modernos. Estos cambios de lenguaje han mejorado mucho nuestro aspecto. Ya no hay sentimientos sino feelings, las chicas no usan medias sino panties y los hombres no utilizamos calzoncillos sino slips. 
(Yo, antes de leerlo, no sabía si tenía estress o estaba hasta los cojones).

1 comentario:

  1. El engaño tiene algo morbosamente perverso. No sé si nos complace que nos engañe ¿tú crees? Bueno, quizá es un momento cumbre cuando podemos resarcirnos del engaño recibido y nos desahogamos llamando sinvergüenzas a políticos, magnates, colegas, amigos (amigas)... por su mentira.

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