viernes, 22 de junio de 2012

EL VERANO

Verano, abrazo cósmico de la tierra y los cuerpos
Ayer empezó el verano. Nos ha venido fresco, con la calidez de una primavera traspasada. 
El verano trae consigo la fugacidad de los deseos y el personal se enamora de las muchachas plebeyas, de hermosura rotunda y enternecedora.
El verano es un descubrimiento de la belleza de los cuerpos, escondidos durante el invierno entre las estanterías de Zara y el Corte Inglés.
Los jubilatas se sientan en los bancos de las avenidas para matar la tarde. Se contentan con ver el paso de las tórtolas, tan atractivas y veloces, tan vestidas de física y química, tan turgentes y onduladas.
El verano desarbola el pudor de los cuerpos y destapa los epitelios, asombrados del poder de la luminiscencia. Las piscinas los muestran esplendorosos y altos, apenas protegidos por la inútil defensa del biquini. Las playas hormiguean de epitelios y no se advierte la sinuosidad de las miradas porque el verano es el abrazo cósmico de la tierra y los cuerpos. El verano. La velocidad de las moléculas. El calor provoca el deseo del acercamiento sutil e imaginario. La canción del verano.

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