Las clasificaciones siempre suponen un riesgo definitorio. Así y todo vamos a ponernos a clasificar el Progreso.
¿Progreso, progresía o progretura? Difícil lo tenemos, dada la insufrible mezcolanza de comportamientos con que el personal tiende a confundir lo soso con lo crudo.
1. El Progreso. Suele preocuparse por el avance (progredere) justo de la Humanidad. Le corresponde la actitud del progresista, que es el aristócrata de la progresión, como si dijéramos.
2. La progresía. Suele preocuparse por la solución de acontecimientos episódicos, el avance más o menos justo de su tribu. Le corresponde la actitud del progre, que es el yupi o el hacker o el enterado o el sabihondo o el sedicente progresista, curándose en salud de la gripe fachoide y conservadora.
3. La progretura. No suele preocuparse por el avance justo ni injusto, sino todo lo contrario. Le corresponde la actitud del progreta, que se ha uncido al carro del progreso sin saber bien por qué y es conducido por aurigas avispados que le permiten pastar en praderas institucionales y triscar libremente en los barrancos del lobo.
(Siempre hay excepciones, naturalmente).
(Siempre hay excepciones, naturalmente).
(Continuará)
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