Tal vez lo hayas escuchado estos días. O lo hayas leído. Pero no me reprimo y yo también voy a decirlo, porque no aguanto las arcadas que me revuelven las tripas, no soporto ese violento maremoto intestinal que provoca la náusea impelida por el repugnante virus del asco.
Y aunque Antoine Roquetin ya expresó como nadie el concepto metafísico que le provocaba la náusea aplicada a los seres y las cosas carentes de necesidad lógica, voy a insistir en ello, trasladando mi náusea a las malolientes defecaciones políticas de las Autonomías corruptas.
Cataluña: 250 empresas públicas en las que colocar a sus allegados. Andalucía: 76 empresas públicas. En otras, otras. Numerosas.
La imposibilidad de determinar la deuda que acumulan las empresas públicas, organismos autónomos, sociedades participadas, fundaciones y demás órganos en los que las 17 comunidades autónomas participan presupuestariamente, es una de las causas de la crisis.
¿Cuántos han chupado del bote?
Tapar la boca con el caso Undargarín y la infanta Cristina es como taparla en invierno con bufanda de tisú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario