sábado, 11 de febrero de 2012

NUEVA LEY DE EDUCACIÓN


Hoy toca seriedad y párrafo largo.
La Reforma de la Ley Educativa. 
Es un gran paso, sin duda, señores. 
Toda la vida, como hipérbole popular, vale para designar la esperanzada espera con que uno había sostenido el cambio en la Educación. Me refiero al cambio político. Es decir, al cambio que sustituye a una ley de Educación anterior política sin ser político, o sin pretender que la Educación esté al servicio de la política. No es un lío. Es un drama. Porque el drama infausto que ha representado la ‘política educativa’ de los últimos 20 años, no ha servido sino para destruir las expectativas educacionales de las sucesivas leyes que han dirigido la Educación. 
Normalmente, (según la ‘norma’ de cada Gobierno) la ley de educación se convierte en instrumento de adoctrinamiento de niños  y jóvenes, un afianzamiento de la ideología de turno para fundamentar la fidelización del voto. O se convierte en soporte manipulable de las mentes juveniles para encajarles unos ‘valores’ progresistas, europeos y libres (jua, jua). En este sentido, la “Educación para la ciudadanía” no dejaba de ser un epígono clamoroso de la Formación del Espíritu Nacional franquista, no epígono en el sentido etimológico del término sino en cuanto a adopción manipuladora de metodología ideológica.
La nueva reforma Educativa de Rajoy ¿amortiguará el batacazo del fracaso escolar?
El próximo informe PISA ¿bailará por soleares o interpretará una cantata de Bach?

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