(Dramatis personae:
Hormiguita 1ª: los obreros
Hormiguita 2ª: los funcionarios
Hormiguita 3ª: Los autónomos
Cigarra: Banqueros, políticos y varios)
Todo el mundo conoce la fábula: Hormiguita trabajadora almacenando comida para el invierno. Ni siquiera se toma una cervecita con los amigos. Cigarra cantora. Todo el verano tomando el sol, disfrutando de la vida y cantando por los bares. Llega el invierno. La Hormiguita, exhausta de tanto trabajar, se mete en su hormiguero. Alguien llama a su puerta. Abre y contempla sorprendida a la Cigarra en un Ferrari y con un valioso abrigo de pieles.
—Hola, amiga —dice la Cigarra— voy a pasar el invierno en París. ¿Podrías cuidar de mi casa?
—Sí, claro —responde la hormiguita—. Pero ¿dónde has conseguido el dinero para ir a París, comprar este Ferrari y ese abrigo tan caro?
Y la Cigarra responde:
—Estaba cantando en un bar y a un productor le gustó mi voz. He firmado un contrato para trabajar en París. A propósito, ¿necesitas algo de allí?
—Sí —dice la Hormiguita—, si te encuentras con La Fontaine ¡mándalo a la mierda de mi parte!
Conclusión: los consejos de Rajoy son como la 'moraleja' de las fábulas de La Fontaine.
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