jueves, 17 de enero de 2013

EL CINE DE TERROR

Imagen de El exorcista
Dos películas han conseguido quitarme el sueño. Despertaba aterrorizado creyendo que las secuencias cinematográficas se reproducían a mi lado. Así durante varios días. Cuando tenía 9 años me colé en el Cine Mendo, de Coria, y contemplé aterrado las secuencias de El fantasma de la Ópera (creo que era la versión en blanco y negro de Rupert Julian). En 1973, en el cine Coliseum de Cáceres, vi El exorcista. Un grupo de amigos, entre los que se encontraba Ángel González (Rusty Andecor), salimos de la sala con los pelos de punta y escalofríos psicodélicos, con alteración de la percepción del tiempo y del sentido de la identidad. Cagados, valga el término escatológico. (Sean Durkin está convirtiéndola en serie televisiva para que podamos aterrorizarnos despatarrados en el sofá). Desde el primer Frankestein hasta Evil dead (remake 2013) actual, proliferan películas de muertos, desaparecidos, zombies, resucitados, fantasmas, demonios y representaciones tétricas del más allá. Lo curioso es que desde que el Papa Woytila 'desacralizó' el infierno ("el infierno no es un lugar real sino un concepto") parece que productores y directores cinematográficos se esfuerzan en quitarle la razón.

2 comentarios:

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  2. Sí, recuerdo el morbo que me producía aquel terror, pero era una gusanillo que nos atraía. Lo que me recuerda al terror que tenemos "encima" con quienes nos están aterrorizando con sus amenazas de que nos van a enviar más dolor, aún. Yo creo que ahora no hace falta tanta película de terror; lo tenemos en la televisión cuando sale el telediario o en la prensa, cuando vemos la portada del periódico.

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