No pretendo tener razón. Lo que para mí es acertado, puede ser desacertado para otros.
lunes, 3 de diciembre de 2012
MICRORRELATO DEL BUEY Y LA MULA
El buey y la mula eran el bombo y los platillos del portal. El buey y la mula han tomado el lustre culturalista de Ratzinger y han sido suplantados por el twitter vaticano. Plauto y Terencio hubieran expresado de forma
insuperablemente irónica, enredados en alguna farsa atelana, el espectáculo
triste de esta orquesta sin bombo ni platillos. Hay que entretener al personal en la plaza del pueblo. Sin ruido y sin baraúnda mediática no es posible divertir al personal. Arlequín
y Colombina quizá no utilicen ni bombo ni platillos, pero se las arreglan para
divertir al público mientras improvisan sobre la marcha, adaptándose al
auditorio; así manifiestan aquello que al público le gusta oír. Polichinela,
eternamente lánguida como una navidad laica, desarrolla por medio de la improvisación la filosofía de
sí misma: una bomba sin eme de la melancolía (los bombos sin eme también son
melancólicos).
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