miércoles, 19 de diciembre de 2012

LOS OJOS DE LOS NIÑOS EN ESTA NAVIDAD DE GUERRA Y CRISIS

Habrá que felicitar la Navidad. ¿A quién? En la actualidad hay 22 países en guerra. Resuena el aullido de las sirenas y arden los edificios y surcan la noche las estelas luminosas de los Tomahawk  y vuelan los bombarderos como pájaros perversos y los niños y las mujeres y los ancianos corren desamparadamente a ocultarse en los refugios para evitar la destrucción y los misiles.
Los ojos de los niños quizá no sobrevivan al pánico, los ojos de los niños han perdido la sonrisa y, quizá, han perdido definitivamente la ingenuidad y la inocencia, los ojos de los niños han perdido la infancia y se han llenado de ese miedo profundo a lo desconocido que, sin saber por qué, les ha sobrevenido con la indefinición de las desgracias y las desventuras. Los ojos de los niños tal vez vayan aprendiendo el odio. Y el llanto de las mujeres cobra la inmensa dimensión de lo incomprensible, la indefensa aprensión de las desgracias, la terca obstinación de lo ineludible. Y los párpados de los ancianos se mantienen absolutamente abiertos ante el pavoroso vacío de la fatalidad y la estupefacción del terror que provoca la nada.
Entretanto, los amos de la ingeniería financiera mundial trabajan para engordar sus ganancias, ajenos al hambre, al dolor, al sufrimiento y a la muerte de los desposeídos. 
Deseo que la Navidad traiga algo de PAZ a este mundo. Y JUSTICIA. En la medida de lo posible, si es que la hay.

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