lunes, 23 de julio de 2012

LA ESPAÑA INSOSTENIBLE

Estoy en Soria. Su clima agradable favorece el combate, casi a muerte, contra el calor de Coria. Homofonía. Los 520 kilómetros que separan a Coria de Soria se sustentan en un abrazo (casi) homófono. El sonido oclusivo velar sordo que define la [K] de Coria se hermana con el sonido fricativo sibilante sordo que define la [S] de Soria. No te sorprendas, lector amigo. Ya sé que esta exposición fonética no tiene nada que ver con la economía española. Se me ha ocurrido al comparar el insoportable calor de Coria con la agradable temperatura de Soria. Y asocio un calor con otro: el horno en que se cuece la economía española. Está que arde. La prima de riesgo supera hoy los 640 puntos y la Bolsa se tiñe de rojo. Mientras, el BCE se niega a intervenir en los mercados secundarios. O sea, que manda a España tomar por donde escuecen los pepinos y, que si España quiere salvarse, que acuda al fondo de rescate. Mario Draghi, serio, monacal y litúrgico, arroja  España al calor veraniego, sofocada entre incendios forestales e infiernos bursátiles. La confianza de los inversores en la solvencia española se ha ido a la mierda. Julián Marías escribió un magnífico libro titulado "La España inteligible" (2000), con un sentido de la orientación optimista fuera de lo común. Hoy hubiera tenido que escribir otro: "La España insostenible" (Click). En fin, que no está la cosa como para que uno se desparrame en el sofá a ver los Juegos Olímpicos.

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