viernes, 6 de julio de 2012

FÚTBOL Y RELIGIÓN


(Esta entrada —y sucesivas, con el mismo título— son un remake del artículo que publiqué en HOY, diario de Extremadura, el 11 de marzo de 2001).


Hasta hoy, no he abierto el pico sobre el fútbol. España y la Roja. Parece que se ha calmado, por fin, el tsunami de los medios informando sobre la grandeza del fútbol español. Una religión, o más, esto del fútbol. Veamos.
Jenófanes el Eleata, allá por el siglo V antes de Cristo, elaboró una especie de filosofía de la religión. Dijo cosas así: «Los dioses están cortados por el patrón de los hombres». En el siglo XIX Ludwig Feuerbach se empeñó en sistematizar el «absurdo del absoluto». Intentó tumbar patas arriba el dualismo de religión sobrenatural y mundo sensible. Nunca paran los hombres en su intento por desmitificar lo religioso y enterrar de una vez el moribundo espíritu de la teología. Y así, los pensadores modernos (Kant, Schleirmacher, Locke, Rousseau, Marx, Kierkegaard, Lenin, Vaihinger o Unamuno, por citar algunos) elaboraron una filosofía de la religión a base de determinar una solución negativa al problema de la esencia de lo religioso. En consecuencia, se extendió el agnosticismo como un lento río de dudas y aprensiones, porque a ver cómo se solucionaba el problema de la ciencia si se aceptaba el hecho religioso. El personal empezó a pensar que la religión era cosa que apenas tenía  que ver con uno mismo, acuciado como andaba el gentío por problemas tan reales como el cientificismo tecnológico o la economía. Y concluyeron que la religión estaba muerta. Del todo.
Pues mira tú por donde, a mí me parece que no acertaron. ¿Por qué? Porque entonces no existía la cosa del fútbol. (Continuará mañana).

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