El título contiene una aparente ambigüedad. No voy a referirme al móvil del abyecto crimen antirracista cometido ayer en Toulouse. Me refiero al móvil (celular), dispositivo de comunicación electrónico sin cables. ¿Lo conocen? ¿Pueden vivir sin él? Cohabita en la intimidad de todos y cada uno de los españoles. Más de 35'5 millones de teléfonos móviles hay en España. Horror. Para qué querrán los españoles tantos móviles. No hay bar, autobús, acera, terraza de verano, supermercado, sala de espera, polideportivo, cine, reunión de sindicatos, jornada de reflexión política, pleno del ayuntamiento y obra en construcción en los que no aparezca el usuario del móvil. Nadie puede vivir sin corazón. Nadie puede vivir sin móvil.
Tampoco los funcionarios de la Junta de Andalucía pueden vivir sin él. Sorprendente, cuando menos. 145 millones de euros en los últimos tres años. Es el gasto en móviles de la Junta de Andalucía y sus entes públicos. 40.000 móviles existen en estos momentos en la administración. ¿Quién puede resistirse a la atracción del móvil? Es una fuerza interior casi inocente y perversa, si puede entenderse la contradicción. Fuerza interior no siempre necesaria. La que impulsa a la comunicación y al desvarío.
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