sábado, 31 de diciembre de 2011

OTRA DE NAVIDAD


Dije ayer que no me gustan estas fiestas. Pero...
Conduzco por la R5 circunvalando Madrid. Enciendo la radio. Una tertulia. Los tertulianos —dos voces femeninas, tres masculinas— hablan (en contra) de la navidad. Me apabulla la contundencia de sus opiniones y el aplomo  de sus aserciones. Menosprecian (intelectualmente) a quien le guste la Navidad, qué horror, esa festividad senescente impulsada para desarrollar el alzheimer de la nostalgia. 
No me escondí debajo del asiento, avergonzado de mi vulgaridad ciudadana, por ser un acto físicamente imposible, dada la dificultad que entraña la conducción de un automóvil desde debajo del asiento. 

Pensé, cabreado, que si al gentío le atraen estas fiestas (por razones familiares, por motivos religiosos, por la fuerza de la costumbre, por lo que sea), pensé, ya digo, que si al personal le gusta divertirse de esta manera durante estos días, ¿por qué tienen que aparecer los cagaleches progretas, intelectomínidos primiseculares, a joderle la manta de la diversión? 
¿No se dedican 364 días del año a conmemorar el Día de Algo? ¿Por qué no puede dedicarse el día 365 a festejar el Día-de-la-Familia-Navideña-Que-Gasta, aunque sea en medio del consumo, el dispendio y la crisis?  
¿Por qué el consumidor navideño tiene que pertenecer necesariamente a una fauna borreguilmente idiotizada?
 ¿Por qué el generalizado deseo de paz y felicidad tiene que relacionar únicamente a seres estúpidos?


¡Sabelotodos de mierda!

1 comentario:

  1. Yo sé quienes son esa gente; no tienen imaginación, lo hacen para darse importancia porque no llegan más allá de sus propias cagadas sabihondas. Son unos petulantes de MIERDA, unos frustrados que carecen de la magia de nuestros sentimientos. Lo único que se les ocurre de "la Navidad" es hablar del consumismo de esos días, de las obviedades de su rutina. No te canses, son unos ignorantes de m. (otra vez) a los que les gusta mirar su pedantería en su espejo de m. (otra vez). ¡Anda ahí que les den a todos ellos, zoquetes!

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