Apareció el biquini. Dos prendas de vestir. Mínimas. Después la cosa fue del triquini. Tres prendas de vestir. ¿Cuáles?, preguntó el curioso. Respuesta: gorrito, gafas y zapatillas playeras. Escándalo. (Cantado por Raphael, el phenomenal, el phamoso, el inphinito Raphael).
Una imagen, más que mil palabras. Paz Vega en su reclinatorio. Desnuda. Los ojos elevados hacia la imagen de la Virgen de Gerena. ¿Desnuda? No. Lleva triquini. A saber: peineta, toquilla de encaje larga y reclinatorio. Una plegaria a la pureza. Un homenaje a su tierra y a sus tradiciones. Polémica. Paz Vega dice que no ha querido ofender. ¿Cómo va a constituir ofensa un reportaje de fotos tan "bonitas", "artísticas" y "preciosas"?.
Llama la atención, no obstante, que considere su triquini como homenaje a las tradiciones de su tierra. Pocos sabíamos que la tradición de la mujer sevillana era mostrarse desnuda, en actitud orante, en las iglesias.
Habrá que verlo para creerlo (y paladearlo).
(Mientras, la empresa alemana editora del calendario, a forrarse, joé).
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