lunes, 9 de junio de 2014

RELACIÓN DESMEDURADA ENTRE EL INFIERNO ECOLÓGICO Y EL INFIERNO ESCATOLÓGICO

¿Qué diferencia puede establecerse entre el infierno escatológico y el desastre ecológico? Salvo la imagen de Pedro Botero removiendo con el tridente el hirviente líquido de las calderas, ninguna. Ya se sabe que a cada pecado correspondía una aguadilla en el líquido apestoso y un pinchotazo en el trasero con un hierro al rojo vivo. Y eso ocurriría durante toda la eternidad. La eternidad, aquella bola de hierro recorrida sin cesar por una hormiga hasta conseguir partir en dos la bola: pues bien, en ese momento no hacía más que empezar la eternidad. ¡Horror! Billones, trillones de aguadillas y de pinchotazos en el trasero y aún no había empezado la cosa. Un infierno parecido predicen los científicos. El Planeta se convertirá o en inmensas extensiones anegadas bajo el nivel de las aguas a causa del calentamiento progresivo de los conos polares, o en un gigantesco desierto acuchillado por el sol y la sequía producida por el cambio climático, o en un cementerio en el que irán acumulándose los cuerpos sin vida de los seres humanos que ya, a esa altura del desastre ecológico, ni serán seres humanos ni nada, destruidos por virus, enfermedades, plagas, padecimientos y desgracias sin cuento.
 Puede que tengan razón, pero pienso que, en lugar de asustar al personal, deberían dirigir sus amenazas contra la poderosa industria internacional y contaminante. Por ejemplo, prohibir a nivel mundial la fabricación de coches que utilicen como combustible el petróleo y obligar a la fabricación de vehículos movidos por energía eléctrica o solar. Prohibir a nivel mundial la fabricación de  armas químicas y obligar a la utilización del uranio con fines pacíficos. Empalar sin consideración a las grandes compañías madereras que destruyen los bosques del Planeta. Mientras no se haga esto, ¿de qué vale que amenacen a la ciudadanía con el infierno ecológico por no separar vidrio, residuos sólidos y plástico en la bolsa de basura? Aunque quién sabe, como dice Manuel Alcántara «La vida está hecha de supervivientes».

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