Que me dijo un colega:
—Tienes que ver los programas.
— Imposible —respondí, no los veo nunca.
— Que sí, hombre, por probar no pierdes nada.
Y los vi. Era uno de esos programas televisivos de cuyo nombre no quiero acordarme. Vi a las Chonis y a las Poligoneras sacudiéndose verbalmente como si en ello les fuera la vida, gritando, llorando, intentando ligarse ellos a ellas, ellas a ellos, protestando airadamente porque iban a recortar "su" programa para emitir la noticia de la abdicación del Rey.
—¿Y qué mierdas me importa a mí del Rey? —saltó ella sacudiéndose el flequillo y frunciendo los labios hinchados de botox.
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