jueves, 22 de agosto de 2013

EL ZAPATO DE CRISTAL DE ZARA

Anoche nos juntamos varios amigos y amigas en un bar del Tubo, en Soria, y mientras seguíamos los incidentes del Atlético-Barcelona tomando unas cervezas, afloró la conversación sobre Rosalía Mera. La mayoría estábamos de acuerdo en que fue una gran mujer, tenaz, valiente, luchadora, desconocida. Emergió de la nada, como la Cenicienta de los Hermanos Grimm. Y así llego a ser la exmujer de Amancio Prada, el tercer hombre más rico del mundo, dicen.  Los medios han calculado la fortuna personal de Rosalía Mera en unos 3.700 millones de euros. La fortuna más grande de España. Alguno de nosotros, en plan Séneca, preguntó que para qué le había valido ser tan rica si, al fin y al cabo, le había llegado la hora de la muerte, igual que le llega a los pobres. Yo dije: Pallida mors aequo pulsat pede pauperum tabernas regumque turres. Y cité de memoria a Horacio, como quien no quiere la cosa, porque yo soy así. Tuve que traducir, naturalmente, eso de que la muerte llama de igual manera en las puertas de las mansiones que en las puertas de las chozas. Pero me disgusta el resentimiento vengativo, cosa parecida, con que el gentío quiere igualarse con los ricos en ese trance. No es necesario. Ya se encarga de igualarnos la muerte. Así y todo dije: Mirad, amigos, a mí no me consuela que seamos iguales en la muerte; me consolaría si fuéramos iguales en la vida. Todos los hombres. 

1 comentario:

  1. Para reflexionar sobre este tema, ilustrándose uno con un buen film, nada mejor que ver a Brad Pitt como "la muerte" y a Anthony Hopkings como el poderoso magnate al que le ha llegado la hora, en "¿Conoces a Joe Black". A mí, es una película que me engancha siempre que la ponen en la tele.

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