lunes, 30 de abril de 2012

HIPOCRESÍA

Me asomo a la ventana y los hipócritas deambulan tranquilamente por la acera. O apresuradamente. Porque encontrar a alguien en quien depositar mi hipocresía no es cosa fácil. Aunque, según se mire, puede darse el intercambio: yo acepto tu condición hipócrita y tú admites la mía. Saludos. Apretones de mano. Mentiras risueñas. La palabra me ha sido dada para ocultar el pensamiento. Pienso en mi denominación como persona: no soy lo que realizo, más bien soy lo que oculto. 

En fin, hay mucho hipócrita suelto. Quien más quien menos toma su dosis diaria de hipocresía. Pedro J. Ramírez, refiriéndose al déficit oculto de 2011, dice que la hipocresía de Rubalcaba es evidente «porque tras haber contribuído al incendio ahora se queja de la lentitud y torpeza de los bomberos». Hipérbole metafórica de esplendente significación.

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