miércoles, 18 de abril de 2012

LA METÁFORA DE RAJOY



(Hoy no hay fotografía. Estoy cabreado. Va de chulería literaria).
Veamos:
    Los profesores de literatura explican la metáfora. «Tus dientes son perlas», dicen. Yo tuve un profesor que explicaba la metáfora con un rigor casi matemático al relacionar entre sí el término real (dientes) y el término imaginario (perlas). Término real (A) y término imaginario (B), decía, unidos por una identificación, de donde concluimos que A es B.
La reminiscencia de la metáfora pervive durante años y constituye una vieja cicatriz imborrable. ¿Qué otra cosa, sino vestigios de la antigua metáfora, han sido las afirmaciones promisorias de Rajoy proclamadas en su campaña electoral a la presidencia? Prometía y prometía. No habrá recortes en Educación, ni en Sanidad, ni en Pensiones. (Muchos de los asistentes a la sesión de control al Gobierno en el Congreso de los Diputados sonreían maliciosamente). Fueron promesas con la estructura externa de “metáfora pura”: desaparecido el término real (A), sólo ha permanecido el término imaginario (B), atrapado en los límites de la inverosimilitud. 
     Ahora mismo, sin ir más lejos. Metáfora del ajuste económico: El copago farmacéutico (término real) es una solución (término imaginario).  La metáfora es perfecta: Copago (A) es una solución (B). Existe la misma identidad imaginativa entre “dientes” y “perlas” del ejemplo clásico que entre “copago” y “solución” de la amenaza rajoyana. Es evidente que en la belleza de la frase «Tus dientes son perlas» la asociación imaginativa consiste en atribuir a los dientes las magníficas cualidades de las perlas y, de la misma forma, en la actual amenaza de «El copago es una solución» se atribuyen a los pensionistas las recias cualidades de los salvadores. (El pago de fármacos afectará al poder adquisitivo ¿o no?)
Estamos rodeados de metáforas políticas. Así que yo me atribuyo la portavocia de los pensionistas y, en su nombre, ofrezco una metáfora tipo (A) de (B), de estructura perfecta: «POLÍTICA DE MIERDA». En ella,  la relación entre el término real (política) y el imaginario (de mierda) se concreta en la asociación de las cualidades negativas de la mierda que en este caso se atribuyen subjetivamente a la política. 
Una vez expuesto lo expuesto, quiero felicitar al lector que haya llegado fielmente hasta aquí y le deseo que no caiga en el nihilismo político al que induce la crisis económica actual, que inicia, a lo que parece, la deslizante y peligrosa bajada de la descomposición.
En caso contrario (y no deseable), el único remedio al alcance de la mano se resume en la frase de mi tío Eufrasio: En las próximas elecciones les voy a decir que vote su puta madre. (Metáfora peyorativa de extensa e inconveniente explicación.)

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