Hoy me ha dado por escribir como si estuviera
borracho, porque la clarividencia de los borrachos es a menudo sorprendente.
Quiero olvidar la crisis y los males del mundo.Y digo así:
Destruirla en su coherencia, destruir la armonía de la muerte escrita ya al final de la vida con ornato de palabras: juventud, amor, entrega, posesión, mío, pasión, tuyo, palabras que conforman la base del aliento para obtener ficticia visión de realidad, no obstante es el triunfo de la vida intentar destruirla en su coherencia, repito, con dádivas precisas desde un especial ángulo de posición estética, la flor doncella, virgen, de las jaras que reviven la tarde, inefable maniobra sonora del alba portadora de luz multigamada, sólo la luz es arma combativa para destruirla en su coherencia, repito, aunque quizá los límites de la indiferencia causal no lo permitan, ya que la certeza no se apoya en el conocimiento de los hechos sino en la creencia de los hechos, y de todos es admitido que su existencia, la de ella, la armonía de la muerte, es una realidad distinta de nuestras impresiones, aun así y todo propugno que la luz emanante de la naturaleza incontaminada, edad de oro, posee la necesaria reciedumbre para destruirla en su coherencia, repito, aunque sea cuasi imposible desatar la trabazón mística entre la vida y ella, la muerte.
Tengo que leer tu reflexión con más detenimiento y más... pachorra, pero tratando de profundizar en ese meollo intelectual, a donde pareces querer llevarnos a algunos más, como a mí. Y presiento que vamos a llevarnos bien; tu reflexión y la mía. ¿Dónde estás hoy que no te encuentro y nos esperan los vinos de Chuchi?
ResponderEliminar