martes, 28 de mayo de 2013

LAS LEYES EDUCATIVAS, OIGA

El ministro Juan Ignacio Wert asegura que no ha doblado el espinazo ante los hábitos de la Conferencia Espiscopal. No. Qué va. Su oferta de diálogo sobre la reforma educativa sigue abierta. Bien, sí, abierta sigue siempre y cuando no le lancen acusaciones sobre la carga ideológica de la Ley. Y es que los españoles somos criticones desinformados, que es la subespecie de la crítica paleta. De regresar a la caverna, nada. La separación de alumnos y alumnas en las aulas, por ejemplo, es una dosificación excelente de la testosterona, que ya se sabe lo peligrosa que resulta en la (pre)adolescencia. Y lo que distrae. Los chicos no se concentran contemplando a diario las trenzas, los muslitos y las boooquitas pintadas de las chicas. Y éstas piensan demasiado en el paquetito de ellos. Y así no hay forma de educar. Ni de formar futuros ciudadanos responsables y libres. Además, la filosofía y la música no llegan a valer ni para evitar un desahucio el día de mañana. Por eso hay que dejarlas como simples optativas, por no eliminarlas. La LOMCE. ¿Quién ha dicho que no va a mejorar la calidad educativa? Lee el soneto de Cruz Díaz y lo entenderás. 
Está la educación a la deriva / y están volviendo loco al alumnado; / Logse, Loce, Loe, Lomce, un tinglado, /  con tanto afán de ley educativa. / Con tanta ley docente no hay quien viva, / educativamente asegurado. / Porque si está la Loe, ten por sentado / que ahora viene la Lomce y la derriba. / Todo depende de los gobernantes, / que nunca en este caso confraternan; / aquí dejan a un lado sus talantes / y en la poltrona su "docencia" alternan. / Eduquemos al pueblo, pero antes / hay que educar a quienes nos gobiernan.

(Si estás interesado, te remito a la entra del día 10 de febrero de 2013)

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