lunes, 4 de febrero de 2013

LA PROTESTA INFANTIL

Por muy conocido que sea el relato, no me resisto a reproducirlo. 
Los niños también piensan. Y las niñas. Y exclamaron a una: «¡Vamos, no me jodas!». Veamos: ¿Cómo coño quieren que nos portemos bien? Si de niños vemos que Tarzán anda desnudo, que la Cenicienta llega a casa a medianoche, que Pinocho miente a destajo, que Batman conduce a 320 kilómetros por hora, que la Bella Durmiente es una gandula empedernida, que Blanca Nieves vive con siete tíos enanos pero dispuestos, que Caperucita no le hace ni puñetero caso a su madre, que Betty Bop va vestida como una fulana de acera, que Pulgarcito ensucia y tira migas por todas partes, que Popeye tiene la boca torcida de tanto fumar hierba, si esto ha sido así, dígannos ustedes, los adultos, ¿por qué constantemente nos reprenden?


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