MARIONETAS
La crisis. Un juego incruento en el que uno lleva
las de perder, los dioses del clasicismo también se divertían jugando con los
hombres, adoptaban incluso poses antropomórficas,
los dioses, enamorados y tornadizos, perseguían la belleza cosificada en
senos, pubis, glúteos y demás atributos femeninos para darse un hartazgo
estético, se divertían con los hombres jugando a la cosa mitológica, y
eligieron a los clásicos para que reposaran en el alabastro su aleteo
antropomórfico e inseminador. Tal vez así juguetean con nosotros los
mandamases, desde un punto de vista más democrático que
mitológico, recesión económica sí, recesión económica no, tal vez así
reparten sus capones y collejas en nuestros cogotes subordinados. Tal vez así
tiran de la cuerda de nuestras insuficiencias, al compás de sus tirones
levantamos un brazo, o el otro, levantamos una pierna, o la otra, danzamos el
baile triste del sometimiento, unas marionetas insignificantes y abatidas, eso
somos, títeres movidos por medio de hilos económicos en las cloacas del Estado,
personajes de trapo de la commedia dell’arte globalizadora,
abatidos pierrots en la inseguridad de los colorines ciudadanos.
Eso somos.
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