viernes, 2 de abril de 2021

 

                                            CRÓNICAS DE RADIO POPULAR

                                                            DESDE CORIA



La romería.

Perorata del cronista exasperado.

 

14 de mayo de 1969

 

 El día 12 de mayo tuvo lugar en Coria la “romería”. La romería es una fiesta tradicional y anual que consiste en asistir al santuario de Nuestra Señora de Argeme, patrona de Coria, para adorar a Dios y dar culto a la santísima Virgen. Este año miles de romeros llegaron hasta la pequeña ermita que se levanta junto a las barrancas que, debido a la erosión de las aguas del Alagón, lo bordean en alguno de los meandros que el río dibuja en la fértil vega de Coria.

A las 12, en el pórtico de la ermita se celebró la santa misa con homilía del P. David Fernández, jesuita, que había predicado también el novenario. Seguidamente tuvo lugar la procesión en torno de la ermita, para efectuarse después las “pujas” que algunos entablan movidos por alguna promesa para entrar sobre sus hombros la imagen de la Virgen y llevarla hasta el camarín. Mediada la tarde, se reza el rosario y se canta la salve. Los grupos se reúnen para el regreso a la ciudad. Los motores de explosión sustituyen a los caballos enjaezados de hace años, y los “golosos” —como aquí llaman a los asistentes a la romería— regresan a Coria.

Y eso es todo. Mejor dicho, no es todo. Me he limitado a reseñar lo que podíamos catalogar como “actos piadosos”, pero me quedaba en el tintero lo otro. Y voy a decir también lo otro.

Lo otro es que las romerías —hablo en general— han perdido la finalidad principal por las que se convocaban, es decir, el culto a Dios y la veneración de la virgen o los santos.

¿Por qué, entonces, habrá que mantener como motivación religiosa unos actos oficiales, oficiales entre comillas, en los que el culto a Dios ha pasado a lugar secundario y en los que mantienen la iniciativa la feria, la charanga, el folclore desgastado, el alcohol y, digámoslo sin tapujos, la “juerga” con todo su significado peyorativo y populachero?

Dice el Vaticano II en su Constitución Dogmática sobre la Iglesia, cap. 67, «que la devoción a María no consiste ni en un sentimentalismo estéril y transitorio ni en una vana credulidad, sino que procede de la fe auténtica que nos induce a reconocer la excelencia de la Madre de Dios y a la imitación de sus virtudes».

Por tanto, si mientras se celebra la acción litúrgica la mayoría de la gente permanece en los tenderetes laterales al santuario, sin prestar la menor atención al acto religioso y bebiendo en abundancia y alborotando, no hay fe. No se imitan las virtudes de la Virgen, tranquila, reposada y casta, en un “party” muy estilo USA, en el que el mutuo respeto entre ambos sexos se ha pasado de rosca.

Los actos religiosos también tuvieron sus piadosos asistentes, pero menos. También hay gente con fe y con espíritu cristiano. Si he levantado el dedo para señalar, ha sido con el fin sano de que se corrija lo corregible y se evite lo evitable. Responsables hay a quienes corresponde esta acción positiva.

En una palabra, que una fiesta cristiana no debe tomarse como pretexto para una diversión profana. Y si se quiere romería profana, hágase sin fiesta religiosa.

 

Desde Coria, para Radio Popular de Cáceres, J.G.


 

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