lunes, 19 de enero de 2015

MICRORRELATO DE LA NIÑA CRÉDULA

Me amaba falsamente. Alzó los brazos para atrapar todas mis horas. Se nutrió de minutos para sentir la porcelana tibia de mi noche. Mas todo sucumbía en el pozo diario de la nada. También alcé los brazos para atrapar su tiempo. Pero el tiempo es pequeño. Un breve puñado de minutos que se escurren como el agua se escurre entre los dedos. Ese tiempo pequeño la abrazó ferozmente y la sedujo tenaz hacia la nada.  Estaba tan contenta en el vacío: su alegría manaba de los sueños que me hacen imposible.

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