Pues nada, que yo andaba como que no veía mal lo de la memoria histórica
y todo eso, aprobado aquel viernes 28 de julio de 2006 en Consejo de Ministros. Hasta que hace unos días, el tipo que siempre te coloca la sanguijuela de la desazón me dice,
—Qué, te habrás enterado del pollo que se ha montado con lo de la memoria
histórica.
—Pollo, ninguno —le digo—, simplemente están poniendo las cosas en su
sitio.
—En qué sitio, ¿en el de acá o en el de allá? —dice torciendo el gesto.
Aunque le insisto en que no hay un acá ni un allá, aunque le comento que
la realidad histórica produjo un hecho nefasto para todos, como fue el de la Guerra Civil y la Dictadura , el tipo me
asegura con una convicción recelosa que me he dejado comer el
coco, y que a ver de dónde sale lo de la memoria histórica, porque la República fue causa de la Guerra Civil aunque,
después, la Guerra Civil
causara la Dictadura. Por
lo tanto, habrá que ondear la bandera de la memoria histórica que corresponde
no sólo a los de acá sino también a los de allá, “porque memoria histórica
tenemos todos”. Ante mis dudas y disconformidad con cuanto me expone, “Ven a mi
casa esta noche”, dice, “te lo demostraré”. Llegado a su casa, después de los saludos de rigor, me lleva a su escritorio. Con sigilo (yo pienso
en la impertinencia del secretismo que muestra), abre un cajón, saca un libro
viejo, medio desencuadernado y, mostrándomelo, dice: “Aquí también hay memoria
histórica”. Tomo el libro y leo la portada: “Causa
General. La dominación roja en España. Avance
de la información instruida por el Ministerio Público”. Editado en rústica
y distribuido por Afrodisio Aguado, parece proceder de los primeros años de la Dictadura , a juzgar por
la fecha del prólogo, firmado en diciembre de 1943 por Eduardo Aunós, ministro
de Justicia. Mi sorpresa es mayúscula cuando lo hojeo y observo, contrariado, las
fotografías de algunas checas oficiales (checa de Bellas Artes y Fomento, checa
del subdirector de Seguridad, checa socialista de García Altadell, checa de la Agrupación Socialista
Madrileña, entre otras), así como la interminable relación nominal de víctimas
de la persecución religiosa en algunas provincias, más la relación de los
asesinatos perpetrados en la cárcel Modelo de Madrid el 23 de agosto de 1936
(acompañada de espeluznantes fotografías).
Me quedo de piedra. Pienso que es preferible prever el futuro y
arrinconar los modelos de memoria histórica. Todos.