martes, 9 de abril de 2013

LA CORRUPCIÓN DE LA CONFIANZA

Nos toman por idiotas. Seguro. Lanzan frases al aire, palabras al viento. Cuando Bob Dylan lanzó al viento su Blowin' in the wind al menos no tomaba por idiotas a sus oyentes, al contrario se (nos) preguntaba sobre  la belleza de la paz, sobre la injusticia de la guerra, sobre la alegría de la libertad. Esteban González Pons, sin embargo, nos toma por idiotas. A mí al menos así me lo ha parecido. Tal como dicen los jubilatas que haraganean por los alrededores de la Casa de Cultura, agarra el tío y va y se pone y dice: «La corrupción daña si se generaliza la desconfianza».  ¿Qué significado tiene esta frase? Veamos. Si nadie desconfía o, lo que es lo mismo, si no se generaliza la desconfianza, la corrupción no daña, puede seguir. ¡Políticos del mundo, uníos, rebozaos de corrupción! ¡Los ciudadanos son memos, no desconfían de nosotros, así que nuestra corrupción no les hace daño! Este cabreo interpretativo se me antoja un disparate porque la corrupción es mala en sí misma, no existe una corrupción buena y otra mala consentida según el corrector de la confianza pública. A ver si se enteran los corruptos: la corrupción siempre daña se generalice o no la desconfianza. Sebastián de Covarrubias dice que la corrupción es pudrimiento. "Cuando se pudren hasta los huesos, enfermedad gravísima y mortal". ¿Acaso es éste el mal de los políticos? 

1 comentario:

  1. Si es que lo deberíamos hacer es apoyar a esta "buena gente" y no desconfiar de sus desmanes, que no son desmanes ni cosas feas, lo que hacen, sino que nos alivian en tomar lo que a nosotros nos haría perder la moral y la razón. Ellos se sacrifican y hacen que parezcan corruptos pero nosotros debemos confiar en su integridad, que ellos lo hacen por nuestro bien, que es mejor que se lo lleven todo a los paraísos fiscales para evitar un empacho y terminaramos volviendo a vivir por encima de nuestras posibilidades. ¡Que buena gente estos que parecen corruptos y, al contrario, se sacrifican por nosotros! Ay, Señor, Señor.

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