viernes, 7 de noviembre de 2014

RELATO DE LA VIEJITA QUE QUISO CONVERTIRSE EN UNA MUJER JOVEN

La viejita cruzaba la avenida frente a la plaza de la Constitución, vino la ambulancia con su urgencia y su piii poooooo, piii poooo, y la dejó aplastada como a un billete de cinco euros. Subió al cielo y le hicieron la inspección de entrada. Oh buen Dios, siempre he sido trabajadora, piadosa y caritativa, suplicó la viejita. Al buen Dios se le conmovió su barba eterna y dijo: en recompensa, te concedo cuarenta años más de vida. La viejita bajó de nuevo al mundo, se miró al espejo y pensó que estaba muy vieja para vivir cuarenta años más. Así que decidió acudir a una clínica de cirugía estética facial y corporal. Le agrandaron los ojos, le eliminaron las arrugas del rostro y de la frente, le abultaron los labios, le dejaron los pechos vigorosos y erectos, le transformaron el vientre caído y decrépito en una superficie plana y apetitosa, le practicaron un lifting de muslos y la piel perdió su flacidez y recobró su elasticidad. La viejita quedó transformada en una mujer joven, bella, atractiva, sexy. Cuando aquella tarde cruzó la plaza de la Constitución, los tercerasedades la miraban de reojo, se daban con el codo y se decían en voz baja ¡qué polvo! La ahora mujer joven volvió a cruzar la Avenida, y la ambulancia con su urgencia y su piii poooo, piii pooooo volvió a dejarla como a un billete de cinco euros. Subió al cielo muy enfadada y le dijo al buen Dios: ¡Me has mentido! ¡Me prometiste cuarenta años más de vida! Y el buen Dios respondió: ¡Anda, si eres tú otra vez! ¡No te había reconocido!

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