Entiéndase. Porque cualquier pensador de los que piensan, hay tantos,
aunque parece que no, parece que el gentío no piensa, pero ocurre lo contrario
de lo que parece, porque una cosa es parecer y otra ser, ya lo hemos dicho en
repetidas ocasiones, por eso hay pensadores que piensan y pensadores que parece
que piensan, y no es cosa de ahora, Armando Tomás Guíu lo señalaba en el TBO de
los años cincuenta-sesenta, se refería a los pensamientos mentales de madame de
la Tontaine, el pleonasmo utilizado como refuerzo embellecedor de la ignorancia
porque, usted comprende, un pensamiento mental dota a la ignorancia de energía
revitalizadora, un pensamiento mental eleva la ignorancia a la categoría de
verdad cuasi absoluta, puede usted comprobarlo en los múltiples programas
televisivos que se cuelan en los salones domiciliarios y los decoran y los
culturizan, los incluyen en la cultura del mamoneo opinante, en la erudición
del dialogueo vociferante, en el conocimiento del cotilleo murmurante, en el
estudio del marujeo babeante, el pensamiento mental transmite la noticia
aureolada de idiocia repugnante, y disculpe, usted comprenda, la utilización
desmedida del epímone para expresar lo inexpresable, que quizá la ignorancia
también puede ser bella, e incluso útil, no tienen por qué moverse en terrenos
opuestos la belleza y la ignorancia, no tienen por qué batirse en duelo
epistemológico la belleza y la ignorancia, la ignorancia puede ser bella aunque
carezca de los fundamentos del conocimiento científico, o quizá por ello, la
belleza puede ser ignorante aunque posea su correspondiente epiqueya para
acomodar a sus propios intereses las circunstancias de tiempo, lugar y persona. (Dicen que Malcolm Lowry escribió "Bajo el volcán" completamente borracho. Yo no he llegado a tanto).
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