LO QUE SALE DE LOS HUEVOS

En el porche de mi casa hay un nido de golondrinas. Lleva varios años adherido a la pared bajo la madera del techo. No lo he destruido, a pesar de la natural suciedad que deja caer al suelo, que limpio a conciencia de vez en cuando, tampoco soy tan guarro, porque me encanta, encanta no, es una palabra idiota, porque me complace oír la llamada de los polluelos cuando los padres, en vuelo rasante, los aprovisionan incansablemente de alimento. Son seres vivos que me acompañan cuando leo o escribo. Seres vivos, con la inocencia de la naturaleza, que salen de los huevos. Hay otros seres (actitudinales, digamos) que también salen de los huevos, pero no me complacen en absoluto.  Ejemplo: Montoro se carga a Beatriz Viana, directora de la Agencia Tributaria, para justificar el escándalo de las erróneas operaciones inmobiliarias de la infanta Cristina. Sin explicaciones. Es decir, porque le sale de los huevos. Otro ejemplo. Bárcenas ingresa hace pocos días en la cárcel de Soto del Real. Está anocheciendo. Rechaza la cena carcelaria y pide una pieza de fruta: una manzana. ¿Por qué? Porque le sale de los huevos. Un tipo que se calza cuarenta y tantos millones de euros no pide jamón de jabugo ni ostras a la marinera, no. Austero que es uno. Austeridad que no ha demostrado en sus presuntas acciones corruptas porque no le ha salido de los huevos ser austero. La frugalidad crematística no sale de los huevos, ¿verdad, tú?