(A
Vicente)
Por el forro. Término léxico muy apreciado entre la
clase política. El forro. No solo utilizan trajes forrados, americanas
forradas, abrigos forrados, prendas de vestir forradas. Elegancia y forro. Vintage o cool, carece de importancia la cadencia de la moda. Lo realmente representativo de la vestimenta
política es el forro. De lanilla en invierno, de nylon fino en entretiempo, de
seda en verano. El forro es tan natural a la clase política en su atuendo como
es natural al cerdo la suciedad en su charco. Ante tanta naturalidad, la clase
política no puede hacer otra cosa que forrarse. Suele mostrar también dicha
clase política una actitud no por convencional menos cierta con respecto al
forro. (Camilo José Cela la reseñó en su Diccionario
secreto). Se trata de ‘pasarse por el forro’
acontecimientos de profunda repercusión social, por ejemplo, la crisis. El
concepto de crisis no es de ahora, ¿eh? Allá por los años de 1975, José Antonio
Maravall publicó La cultura del Barroco, obra en la que el autor catalán dice que
los economistas explican las crisis económicas como consecuencia de leyes
objetivas del mercado, no interesándose normalmente por las circunstancias
sociales en que tales crisis se originan ni por sus consecuencias devastadoras.
Es decir, que se pasan por el forro (de los cojones) los daños colaterales de las crisis. Y hay más. Para evitar la pesadez
expositiva, lo aclaro con ejemplo. El ayuntamiento de Soria ha decidido poner
patas arriba el centro neurálgico de la ciudad. Hay que construir un parking
subterráneo que ocupa el subsuelo de la plaza de Mariano Granados y el Espolón.
El caos originado es kafkiano. Máquinas oruga, apisonadoras, vallas metálicas,
perforadoras, agentes de la policía municipal con el pito a todo trapo,
conductores desorientados, ciudadanos cabreados. Opinión general: esta obra
magna es innecesaria en Soria. Se lleva a cabo porque se desatiende la opinión
ciudadana. O lo que es lo mismo: porque a la clase política le ha salido del
forro.
Si, yo creo que el forro de los cojones es el bastión de los políticos y su elegante traje para escojonarse de nosotros, los plebeyos. A partir de ahí, cuando ya se cabrean, nos amenazan con subirnos los impuestos, propiciar un "estado de derecho" de enfermos y analfabetos (por sus ideas con la sanidad y la educación) y bajarnos las pensiones, entre otras ocurrencias, incluso echarnos la culpa de la deuda y hasta de los sms de "tales". ¡Pues la vuelta de la esquina está ahí mismo (como se dice en San Juan) y más cojonudos que nosotros... nadie!!!!!
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