No pretendo tener razón. Lo que para mí es acertado, puede ser desacertado para otros.
miércoles, 10 de julio de 2013
EL CASO DEL PIRAGÜISTA CABREADO
Bueno, pues serían las 0:40, poco más o menos, de hoy. Había estado leyendo, según mi costumbre (en lugar de ver la televisión, soy así de imperfecto), una cantidad atosigante de páginas de Inferno, un ladrillo adecuado a mentes calenturientas, insoportable y onírico, hasta que lo cerré y lo condené al fuego inestable de la chimenea. Decidí acostarme y enganché en mi oreja izquierda el auricular del transistor. El Larguero. Otro ladrillo de cojones. Tiene la ventaja de que me duerme a los siete minutos. Hoy no. Hoy no me dormí. El periodista de turno (menos mal que no era el Joserra) entrevistaba a Carlos Pérez, "Perucho", campeón olímpico en Pekín 2008, Oro en los juegos del Mediterráneo, y no sé cuantos títulos deportivos más en su haber, el sábado se clasificó para el Mundial de Piragüismo de Duisburgo en tres modalidades diferentes. ¿Y saben qué? Pues que la Federación española de Piragüismo no le da ni un euro para ir a Duisburgo. Si quiere ir, que se pague él los gastos. Horror, dije, cómo se puede humillar así al deporte de elite. Pues se puede. Ni gastos de manutención, ni alojamiento, ni traslado de la piragua (que es suya). No le pagan la beca ADO desde enero y encima, indígnense, tiene que comprarse la camiseta con la que va a representar a España: se la vende la propia Federación por 300 euros. Mientras tanto, los federativos viajan y comen gratis. Y el Consejo Superior de Deportes airea la moralina: "El deporte de alto nivel se considera de interés para el Estado, en tanto que constituye un factor esencial en el desarrollo deportivo, por el estímulo que supone para el fomento del deporte...", bla, bla, bla, etc., etc., etc. ¿A que da asco?
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