Mi amigo Cruz anda sofocado por un cabreo sordo repentino y visceral. Me escribe lo siguiente:
Hola, Juan. Me enfadé esta mañana leyendo, por casualidad, en un periódico, que la señora Carmen Bazán, ex de Humberto Janeiro y madre de Jesulín de Ubrique, ha tenido el atrevimiento, influida quizá por el negocio del famoseo, de escribir un libro contando su vida. Con todo mi respeto hacia su analfabetismo relativo, estoy seguro de que esta señora no tiene ni un ápice de capacidad literaria. Pero no es la única. Cada día aparecen nuevos y atrevidos escritores de libros sin tener ni puñetera idea de escribir. Bajo la influencia del enfado, me salió este soneto con aspersión escatológica.
¡A escribir todo el mundo! es la llamada,
que nadie se nos corte en la escritura,
que está la pobre y fiel literatura
dispuesta a recibir cualquier chorrada.
¡A escribir! ¡A escribir! No pasa nada.
Que escriba el ignorante sin mesura,
el lelo, el tonto, el raro, el caradura.
Que cada cual defeque su cagada.
¡Qué falta de respeto a la cultura
y al arte de escribir! ¡Qué vicio insano
de llenar los papeles de basura!
Antes de hacer sandeces con la mano
es más culto que caguen la espesura
de cien plumas de mierda por el ano.
Hola, Juan. Me enfadé esta mañana leyendo, por casualidad, en un periódico, que la señora Carmen Bazán, ex de Humberto Janeiro y madre de Jesulín de Ubrique, ha tenido el atrevimiento, influida quizá por el negocio del famoseo, de escribir un libro contando su vida. Con todo mi respeto hacia su analfabetismo relativo, estoy seguro de que esta señora no tiene ni un ápice de capacidad literaria. Pero no es la única. Cada día aparecen nuevos y atrevidos escritores de libros sin tener ni puñetera idea de escribir. Bajo la influencia del enfado, me salió este soneto con aspersión escatológica.
¡A escribir todo el mundo! es la llamada,
que nadie se nos corte en la escritura,
que está la pobre y fiel literatura
dispuesta a recibir cualquier chorrada.
¡A escribir! ¡A escribir! No pasa nada.
Que escriba el ignorante sin mesura,
el lelo, el tonto, el raro, el caradura.
Que cada cual defeque su cagada.
¡Qué falta de respeto a la cultura
y al arte de escribir! ¡Qué vicio insano
de llenar los papeles de basura!
Antes de hacer sandeces con la mano
es más culto que caguen la espesura
de cien plumas de mierda por el ano.
Pues claro, es que toda esa basura de gente que se dedica al intrusismo en los nobles oficios; esos que se llaman escritores, deberían de llamarse defecadores de cagadas literarias. La culpa la tiene quien le compra su cagada de obra o se molesta en ver su presentación en televisión. Por eso, yo que me llamo "aprendiz de poeta", escribo para mi, solo para mi y alguno de mis amigos. Felicidades a Cruz por su soneto.
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