sábado, 27 de marzo de 2021

 

Los Príncipes de España visitan Coria.

Don Juan Carlos y Doña Sofía veneran el Mantel de la Última Cena.

 

4 de mayo de 1969

 

 La festividad de la Invención de la Santa Cruz, que se conmemora el día 3 de mayo, se celebró siempre en Coria con gran solemnidad por ser el día dedicado a la veneración de las reliquias de los santos que se guardan en la catedral. Desde tiempo inmemorial, acudían a esta fiesta peregrinos de todas partes.

Este año, como peregrino e invitado de honor para venerarlas, en especial la del Mantel de la Última Cena, llegó a nuestra ciudad el príncipe de España don Juan Carlos de Borbón, acompañado de su egregia esposa la princesa doña Sofía de Grecia.

El alcalde de Coria, don Joaquín Hurtado Simón, da la bienvenida a sus Altezas en nombre de la ciudad y obsequia a la princesa con un ramo de flores. El pueblo en masa aplaude fervorosamente y no cesa de vitorear a los príncipes.

Seguidamente, la comitiva, que encabezan chicas ataviadas con mantilla española, se dirige a pie a la catedral. Las calles del trayecto se encontraban tapizadas con hierbas aromáticas y adornadas con banderas y arcos triunfales; los balcones lucían colgaduras.


En el templo catedralicio, de cuyos muros colgaban reposteros[1], la egregia pareja ocupa lugar preferente en el presbietrio, al lado del evangelio. El lado de la epístola lo ocupan los gobernadores civil y militar de la provincia, el presidente de la Audiencia, el fiscal jefe de la Audiencia, el presidente de la Diputación provincial, el cabildo y el clero. En la parte baja, se hallaba el ayuntamiento de Coria, restantes autoridades e invitados.

El obispo, Dr. Llopis Ivorra, oficia la santa misa. En su homilía, después de saludar a sus Altezas reales, autoridades provinciales y locales, cabildo, clero y fieles, centra la acción eucarística partiendo de la institución de la eucaristía hasta Pentecostés, con el impulso gratificante que el Espíritu Santo realizó en los apóstoles y que se perpetúa como acción vivificadora a través de la Iglesia en el mundo actual, para glorificación de Jesús y servicio a la humanidad, servicio que la Iglesia cumple por la acción de la jerarquía, el Papa y los obispos.

El obispo se dirige a los Príncipes recogiendo un doble afecto: primeramente «sed siempre fieles —dijo— a la misión que Dios os trace, porque Dios quiere el ser y el actuar religioso de los buenos cristianos, entre los que os contamos». En segundo lugar, reitera los testimonios de dolor y oración elevados a Dios por el alma de la última reina de España, doña Victoria Eugenia, «de cuya estirpe sois —dijo— vástago ilustre y distinguido».

A continuación, el prelado hace alusión a las reliquias, especialmente a la del Sagrado Mantel de la Última Cena, exponiendo los argumentos de examen científico en los que se basa la procedencia oriental del sagrado lienzo, desde los tiempos de Nuestro Señor Jesucristo, sin la menor duda razonable posible.

Finalizada la santa misa, el obispo muestra y da a venerar a los príncipes las sagradas reliquias del Mantel, Lignum Crucis y espina de la corona del Señor, venerándolas igualmente las autoridades.

Sus altezas visitan distintas dependencias de la catedral y la capilla relicario donde les son mostradas otras reliquias que allí se guardan . En la sala capitular admiran el tesoro catedralicio (cálices, libros corales, códices, ornamentos litúrgicos, etc., y firman en los “libros de oro” de la catedral y ayuntamiento, respectivamente.

 


 

Con las mismas muestras de simpatía y cariño con que la multitud les hizo objeto a su recibimiento, los príncipes son despedidos entusiásticamente por el pueblo y emprenden viaje a Cáceres.

 

Desde Coria, para Radio Popular de Cáceres,


[1] Los reposteros son paños cuadrados con los escudos heráldicos de Coria y de la catedral, bordados en oro sobre

fondo de terciopelo rojo.

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