lunes, 6 de abril de 2015

Relación

No me gusta el uso, menos aún el uso reiterativo, de los adverbios de modo. A pesar de ello, sólo así, es decir, con la utilización de tales adverbios, se me ha ocurrido comparar  los almendros en flor con las muchachas. Y lo formulo de la siguiente manera: ¿Cómo relacionarías lo absolutamente virginal, lo necesariamente prístino, lo deslumbrantemente primaveral, lo personalmente erótico con los almendros en flor y las muchachas en flor? (Hay que dar de lado a la sombra de las muchachas en flor, de Marcel Proust).

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